Playa Pucusana (Lima, Perú), el 06 de Mayo de 2012 |
Durante un tiempo, se especuló sobre la dramática muerte de aves marinas, especialmente Pelecanus thagus (Pelícano pardo) y Sula variegata (Piqueros), las causas íban desde un virus hasta una inexlicable inhanición.
Phalacrocorax bougainvilli juvenil, en la temporada de 2008 |
Una salida de campo reveló datos curiosos sobre este fenómeno, que se da cada cierto tiempo con una intensidad variable, dependiendo las condiciones de las aguas marinas. Como registros históricos, tenemos un hecho similar en 2008, donde aves como Phalacrocorax bougainvilli y Sula variegata juveniles se encontraban caminando sin rumbo en las playas, coincidiendo con una considerable abundancia de medusas Chrysaora plocamia; en ese entomces, se encontró más de una decena de ejemplares de aves marinas juveniles muertos.El caso actual, tiene mucha semejaza, sólo la mayor cantidad de bajas en todos sus aspectos.
Tomando el caso de 2008 como referencia y nos adentramos unos años más en el pasado, veremos que no fueron las únicas ocasiones que se produjeron considerables descensos poblacionales en las aves marinas, por lo que se formuló la hipótesis, ya aceptada, de que la muerte de las aves marinas en 2012, se debió principalmente a condiciones climáticas del mar.
Una Hipótesis Factible
Con los datos obtenidos, tanto en 2008 como en 2012, se elaboró una hipótesis que concuerda casi perfetamente con los hechos.
Las altas temperaturas del mar, disparan la estrobiación de los pólipos de Chrysaora plocamia, lo que aumenta la cantidad de medusas en las aguas, reportes recientes confirman una gran abundancia de la especie en casi toda la costa, además, las aguas superiores a 20°C, desplazan los cardúmenes de Engraulis ringens y otras especies de aguas frías, las larvas planctónicas de éstas, son consumidas por las hordas de medusas, así que las poblaciones de peces pelágicos costeros se ven reducidas considerablemente, lo que obliga a las aves adultas a volar grandes trechos para conseguir alimento mar adentro, los juveniles, al no tener la fuerza muscular para volar tales distancias, quedan rezagados en la costa, al no haber los peces que conforman su alimento en los pocos kilómetros a su alcance, lentamente van a las playas con la esperanza de encontrar alimento, y finalmente mueren de hambre; mientras los adultos, que pueden volar las distancias hasta los cardúmenes, no tienen problemas en sobrevivir.
Chrysaora plocamia varada en la playa de Pucusana |
Cientos de medusas varadas en las playas, indicio claro del calentamiento del mar |
Otro hecho interesante es que, el proceso de estrobilación de las medusas, es desencadenado por cambios repentinos y anormales en las condiciones del agua, además, los pólipos o estróbilos, se fijan con mayor facilidad a sustratos artificiales como plásticos, vidrios y concreto, las grandes cantidades de estos desperdicios cerca de las poblaciones costeras en todo el litoral peruano, favorece el problema; una abundancia de medusas es normal en sus límites, pero en tal número como los registrados en 1985 y 2012 revelan que, al hombre tiene gran parte de la responsabilidad; si bien la de 1985 fue un hecho fortuito, los datos de 2012 indican que tales proliferaciones se deben en parte, a las actividades humanas y al cambio climático global producido por éstas; tales concentraciones de medusas sólo se daban en las llamadas "Zonas Muertas", donde los únicos seres vivos son algas y plancton, en Japón y China, se tienen estas zonas con la gran abundancia de una especie, a causa de las actividades humanas.
El video grabado por el equipo de campo del Museo, muestra la gran cantidad de medusas, todas las cuales presentaban crustáceos anfípodos del género Hyperia, comensales de estas medusas.
Ampliación de los Amfípodos Hyperia, encontrados en las medusas estudiadas en 2012; éstos crustáceos se alimentan de las sobras de las medusas y de ellas mismas al mordisquear sus membranas.
Los "lobos Marinos", como Otaria byronia, también sufrieron, aunque levemente, la escases de peces actinopterigios pelágicos, en 2012, se observó un ejemplar hembra en el mar, a pocas horas de parir.
La hipótesis está basada en las evidencias recabadas entre los años 2008 y 2012, y puede variar según se tengan nuevas y más contundentes evidencias.